En la 𝗖𝗶𝘂𝗱𝗮𝗱𝗲𝗹𝗮 𝗠𝗮𝗿𝗶́𝗮 𝗔𝘀𝘂𝗻𝗰𝗶𝗼́𝗻, 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗿𝗼𝗾𝘂𝗶𝗮 𝗘𝗹 𝗥𝗼𝘀𝗮𝗿𝗶𝗼, las obras de regeneración urbana avanzan con fuerza: 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝘆𝗲𝗻 𝗮𝗰𝗲𝗿𝗮𝘀, 𝗯𝗼𝗿𝗱𝗶𝗹𝗹𝗼𝘀 𝘆 𝗽𝗿𝗼𝗻𝘁𝗼 𝗹𝗹𝗲𝗴𝗮𝗿𝗮́𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲𝘀 𝗮𝘀𝗳𝗮𝗹𝘁𝗮𝗱𝗮𝘀 que cambiarán la vida de cientos de familias.
Allí conocimos a la 𝘀𝗲𝗻̃𝗼𝗿𝗮 𝗦𝗮𝗻𝘁𝗮 𝗔𝗻𝗱𝗿𝗮𝗱𝗲 𝗚𝗮𝗻𝗰𝗵𝗼𝘇𝗼, 𝗱𝗲 𝟴𝟬 𝗮𝗻̃𝗼𝘀, quien hace más de dos décadas, junto a su hija, llegó desde 𝗠𝗲𝗺𝗯𝗿𝗶𝗹𝗹𝗼, 𝗠𝗮𝗻𝗮𝗯𝗶́, en busca de mejores días. Su hogar, rodeado de naturaleza y vecinos bondadosos, siempre fue su refugio… hasta que llegaron los inviernos.
𝗘𝗹 𝗹𝗼𝗱𝗼 𝗵𝗮𝗰𝗶́𝗮 𝗰𝗮𝘀𝗶 𝗶𝗺𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗹𝗲 𝘀𝗮𝗹𝗶𝗿 𝗮 𝗹𝗮 𝗰𝗮𝗿𝗿𝗲𝘁𝗲𝗿𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗶𝗽𝗮𝗹, especialmente en los últimos años, cuando sus problemas de movilidad complicaron su vida diaria. “𝙃𝙚 𝙡𝙡𝙤𝙧𝙖𝙙𝙤 𝙢𝙖𝙧𝙚𝙨 —𝙣𝙤𝙨 𝙘𝙤𝙣𝙩𝙤́— 𝙘𝙪𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙣𝙤 𝙥𝙤𝙙𝙞́𝙖 𝙨𝙖𝙡𝙞𝙧 𝙣𝙞 𝙖𝙡 𝙢𝙚́𝙙𝙞𝙘𝙤. 𝙎𝙤𝙡𝙤 𝙡𝙚 𝙥𝙚𝙙𝙞́𝙖 𝙖 𝘿𝙞𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙖𝙡𝙜𝙪𝙞𝙚𝙣 𝙨𝙚 𝙖𝙥𝙞𝙖𝙙𝙚 𝙙𝙚 𝙣𝙤𝙨𝙤𝙩𝙧𝙤𝙨 𝙮 𝙣𝙤𝙨 𝙖𝙮𝙪𝙙𝙚”.
Hoy, su fe se ve recompensada. Con una sonrisa llena de esperanza, 𝗱𝗼𝗻̃𝗮 𝗦𝗮𝗻𝘁𝗮 𝗮𝘀𝗲𝗴𝘂𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗮𝗹𝗰𝗮𝗹𝗱𝗲 𝗜𝗻𝗴. 𝗥𝗼𝗱𝗼𝗹𝗳𝗼 𝗖𝗮𝗻𝘁𝗼𝘀 𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗶𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗗𝗶𝗼𝘀 𝗵𝗮 𝗽𝘂𝗲𝘀𝘁𝗼 𝗲𝗻 𝘀𝘂 𝗰𝗮𝗺𝗶𝗻𝗼 para mejorar la calidad de vida de los habitantes de su sector.
𝗣𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗮𝘀 𝗼𝗯𝗿𝗮𝘀 𝗹𝗹𝗲𝗴𝗮𝗻, 𝗻𝗼 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝘁𝗿𝗮𝗻𝘀𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮𝗻 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲𝘀… 𝘁𝗿𝗮𝗻𝘀𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮𝗻 𝘃𝗶𝗱𝗮𝘀.



